Felicidad, que bonito nombre tiene.

Y es que la felicidad no se esconde debajo de la cama en una vieja caja de cartón envuelta en una capa de polvo y con miedo a ser descubierta por quien no debe...
No, la felicidad no se esconde. Somos nosotros quienes no sabemos buscarla... Y mucho menos encontrarla.
Un par de consejillos no vendrán mal a nadie...
Nunca la busques, aparece sola. ¿Sabes cuando necesitas unas gafas de sol que guardaste el verano pasado y querías ponerlas este verano? ¿Sabes cuando no las encuentras? ¿Sabes porque no las encuentras?... Porque las estas buscando.
Pasa lo mismo con la felicidad.
Cada vez que un genio salga de una lampara recién frotada, no pidas la felicidad. En el mundo de las hadas, los frasquitos de la felicidad, están todos vacíos. Buscate tu mismo la felicidad, no malgastes las reservas.